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No somos botín

Por Rodrigo Chávez

Hace un par de días se cumplió un año del trágico suceso de la línea 12 del metro. Una tragedia que costó 26 vidas y 90 personas heridas además de los costos en tiempo y dinero que las personas que habitan la zona oriente de la CDMX han tenido que enfrentar desde el 3 de mayo del año pasado.

Como dije en su momento y sostengo, la corrupción y los malos manejos administrativos en su construcción y remodelación durante los sexenios de Marcelo Ebrard y de Miguel Ángel Mancera hicieron que el mantenimiento común dado en la administración de Claudia Sheinbaum fuera insuficiente para mitigar el riesgo, del mismo modo en su momento señalé a las consultoras encargadas de los peritajes de construcción que tuvieron al menos 4 momentos para advertir estos errores de construcción. 1.- El momento de la entrega de la obra, 2.- El momento de la entrega de la reconstrucción de la obra en el tramo que colapsó, 3.- El temblor de 2017 y el peritaje que avaló el uso del metro, 4.- El peritaje previo al cambio de gobierno en la ciudad de México.

Ninguna de las empresas encargadas del análisis sobre el funcionamiento y la viabilidad de la línea 12 advierte previamente los problemas en la construcción, un error o peor, una omisión que ha costado vidas. Pese a que la empresa CARSO, de Carlos Slim ha asumido los costos de reconstrucción y ha obtenido, a través de la justicia restaurativa, acuerdos con la mayoría de los afectados no debemos entender esto como algo que no se pudo evitar o como algo que ya está resuelto.

No existe suma económica que pueda reparar la vida de las personas que fallecieron en el accidente así como no existe solo una afectación a quienes viajaban en el tren aquella noche, han sido afectadas todas las personas que han visto incrementado su tiempo de traslado a sus trabajos o escuelas. Las investigaciones han redundado sobre lo que ya sabemos y aunque la fiscal, Ernestina Godoy, dice tener ya un caso sólido y haber deslindado responsabilidades a apoderados de empresas constructoras eso no ha resuelto el problema ni ha permeado realmente en la justicia de los pobladores de Tláhuac.

La bancada panista en Ciudad de México decidió apropiarse de una expresión ciudadana en la que develamos antimonumentos sobre sucesos de impunidad con contenido político para hacer un ejercicio de memoria histórica, existe actualmente una ruta de antimonumentos por paseo de la reforma en el que podemos recordar la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, la muerte de 49 niños en la guardería ABC, el movimiento del 68 y el 71, a las víctimas de feminicidio y otros delitos de Estado o a los cuales no se les ha prestado la atención adecuada. Cada uno de ellos habla sobre el suceso y exige justicia por las víctimas.

Sin embargo la usurpación de los panistas, al que autodenominan “antimonumento” tiene la osadía de no pedir justicia, no hace un ejercicio de memoria histórica, no es más que un señalamiento descontextualizado del suceso. Con total antipatía y frialdad lo que develaron dice “fue morena” y usa una imagen que no solo resulta insultante sino que demuestra que la intención no es la de darle visibilidad a las víctimas sino sacar raja política de ellas. La maqueta es una “V” formada por el tren colapsado que además hace uso o asemeja bastante al emblema del gobierno de la CDMX.

A la supuesta ceremonia de develación no fue invitada ninguna persona víctima del evento ni ningún familiar que pudiera mínimamente respaldar el motivo de dicha maqueta, además de que la ubicación en la que decidieron ponerlas es justo unos pasos delante del antimonumento +43 de Ayotzinapa. La maqueta de los panistas no tiene ningún nombre, no explica nada de la investigación ni cuenta con una carga simbólica que genere empatía alguna o nos explique porqué está ahí.

Debemos recordar que los panistas no permitieron pasar ni 24 horas del evento antes de que sus diputados y el líder local del partido quisieran ir al lugar a fingir empatía y señalar a Claudia Sheinbaum como única responsable del suceso, entre risas y una fingida empatía iniciaron una transmisión en vivo que fue interrumpida por los vecinos que les pidieron retirarse y respetar el dolor de la comunidad, en su momento los buitres del PAN decidieron abandonar el lugar pero un año después no dudaron en seguir haciendo gala de su ruindad.

Y así navegamos quienes no habitamos en las zonas “nice” de la ciudad de México, entre el despojo, la presión económica a abandonar nuestros hogares, el complicado transporte público, las constructoras que nos ven solo como una oportunidad de grandes contratos con el gobierno de la ciudad, los gobernantes que ven oportunidad de asegurar su carrera con obras que nos beneficien y una oposición que espera nuestra muerte o nuestro dolor para poder golpetear con ella a sus adversarios políticos.

A todas estas entidades quiero gritarles que no somos un botín, no somos un puñado de piezas indoloras que pueden cambiar por contratos o votos, nuestro dolor no es para negociar, para atacarse ni para hacer campaña, nuestro dolor no debería estar en sus bocas, a final del día, ¿cuántas veces han pasado nuestra hambre, nuestros miedos, nuestro cansancio, nuestra frustración? ¿Por qué hablan como si supieran lo que somos o sentimos?

Lo que hizo el PAN el martes es vomitivo, me causa repulsión y profundo asco verles sonreír mientras acusan al partido de enfrente pero no se involucraron en la búsqueda de cuerpos o rescate de los afectados, no han estado ahí para las víctimas, no han recorrido el barrio ni lo harán, porque nos odian, porque sólo les servimos muertos o sufriendo para así echarse en cara los unos a los otros que nosotros sufrimos.

Como siempre ha sido, en el barrio solo nos tenemos a nosotros mismos, nos acompañamos, nos abrazamos, nos tiramos una esquina dándole un plato de comida al compa que lleva 4 horas en el camión o le abrimos la casa a la amiga que ya no va a alcanzar el último metro para volverse a la suya. Esto no tiene precio, esto es político, no su maqueta indolente e insultante. Y lo repito NO SOMOS UN BOTÍN.

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