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Juez y Parte

Por Rodrigo Chávez

Uno de los principios generales del derecho que más pueden aplicarse a la vida diaria y que, en lo muy personal, me gusta mucho es: Nadie puede ser juez y parte, este principio hace alusión a que nadie que esté involucrado en cualquier tema puede ser al mismo tiempo juez de ello pues, como es natural, la persona buscará siempre sacar un beneficio o resultar lo menos afectada posible. Este principio se puede aplicar básicamente a todo, desde las rupturas amorosas en las que las personas suelen juzgar a alguien siendo parte de la situación como inclusive dentro de la narración de algún evento feliz.

El problema, evidentemente, no se encuentra en estas nimiedades que si bien pueden ser bastante divertidas suelen ser intrascendentes o bien algo chuscas. Cuando presidentes, dirigentes, voceros o políticos de cualquier índole deciden ser parte y al mismo tiempo juez es cuando las cosas se complican y deja incluso de ser divertido ver cómo este principio está realmente inmerso en todo.

El día de ayer, Ciro Murayama, consejero electoral del INE publicó una polémica columna de opinión en el diario El país que no es  un análisis electoral, que es literalmente a lo que se dedica, tampoco podríamos catalogar el texto como un análisis jurídico que es la formación que Ciro tiene. La columna del consejero del INE es un texto abiertamente político, un posicionamiento contundente acerca de uno de los temas más relevantes del país que ha implementado la 4T. Las consultas populares.

Hemos podido darnos cuenta como el INE ha despreciado abiertamente la idea de las consultas populares a través de acciones o mejor dicho, inacciones que han realizado desde la propia estructura del instituto, la primera de ellas fue una fuerte campaña de desprestigio con la consulta de juicio a expresidentes por parte de Lorenza Cordova así como las apelaciones al proceso por parte del INE como organismo y que derivara en el aplazamiento de la consulta en un periodo posterior al de las elecciones de este año.

Otro de los mecanismos que ha implementado el INE para negar o coartar la participación en las consultas populares tiene que ver con la difusión de las mismas, para la consulta anterior el INE otorgó un periodo de 30 días de difusión y comunicación al respecto de la consulta, su importancia y lo sucedido. Este periodo pareciera cuando menos insuficiente pero encima el INE no contó con una verdadera campaña de comunicación sobre la consulta, apenas unos cuantos spots en radio y televisión con tiempos muy reducidos y cero claridad del proceso.

La última y más descarada treta del INE fue no avalar el uso de casillas especiales para que la gente que estaba fuera de su Estado o distrito electoral pudiera ejercer su derecho democratico así como la mala planeación de instalación de casillas, que además fue reducido el número de las casillas que comúnmente se utilizan relegando a poblaciones marginadas y obligándoles a hacer viajes de hasta 3 horas para poder participar. Esto tenía un claro propósito, la desincentivación de la población en participar de este ejercicio.

Del mismo modo la oposición política y comunicacional puso sobre la mesa temas poco coherentes o nada relacionados con la anterior consulta como el falaz argumento del “gasto” que representaba este ejercicio para el presupuesto federal, un argumento que el propio Lorenzo ayudó a posicionar en la agenda pública. Sin embargo, como se explicó anteriormente, las consultas se hacen con el presupuesto anual que se otorga al INE, es decir, no se gasta un peso de más dado que el INE igual recibirá la cantidad que el congreso avala año con año. Lo que no pudieron hacer es quedarse el sobrante del presupuesto, como se acostumbra.

La aparición de la columna de Ciro Murayama no debe sorprendernos pues desde el comienzo del sexenio él y Lorenzo han abanderado una lucha abierta en contra de la 4T y de lo que esta alternancia ideológica representa, por un lado tenemos la sutil pero al mismo tiempo encarnizada lucha que han dado ambos consejeros del INE por conservar sus anticonstitucionales salarios, los constantes “foros” y “cursos” ofrecidos en los que se busca “salvar la democracia” del malvado populismo. 

Su abierto y franco apoyo a los partidos de oposición en las pasadas elecciones que si bien se dió a través de “discusiones”, participaciones conjuntas en foros universitarios, entrevistas y coincidencias discursivas fue bastante notorio que se impulsó bastante la agenda opositora. 

Los ejercicios de consulta popular son bastante nuevos en México y por mucho tiempo fue una figura que, pese a estar en la constitución, nadie pensó en realizar jamás. La participación ciudadana es un eje fundamental de un país que se dice democratico y debería ser una prioridad para un instituto electoral que además se dice defensor y garante de la democracia pues, sin una sociedad involucrada activamente en los procesos políticos que afectan la vida del Estado y la nación no se puede hablar de democracia.

Que sean las personas encargadas de la supervisión y la garantía de la realización de elecciones y de protección del derecho al voto quienes atenten contra la figura de la participación ciudadana nos deja en claro cuál es su postura y cuán peligroso se vuelve tener a personas abiertamente antidemocráticas al frente de estas instituciones. Ciro se escuda en que la constitución no contempla la ratificación de mandato sino únicamente la revocación.

Como si una cosa fuera excluyente de la otra, ante la negativa a revocar el mandato presidencial se ratifica su legitimidad y por ende su posición como titular del ejecutivo, eso no está en el marco jurídico porque, se supone, que los juristas son lo suficientemente analiticos como para entender que es parte de un mismo proceso. Pero pareciera que Ciro decidió renunciar a su capacidad analítica y crítica a fin de poder escudar su fobia y posicionarse políticamente.

El riesgo de que Ciro escriba sus posturas personales no es propiamente que las tenga, es una persona, un ciudadano y está bien que tenga sus posiciones y oposiciones a la administración actual sin embargo recordemos que no se puede ser juez y parte. El hecho de que el árbitro electoral se presente a una contienda con la clara intención de golpear, entorpecer o despreciar una postura deja mucho que desear a nivel profesional.

Es como si en la final del fútbol mexicano el árbitro llegara a la cancha con la playera de uno de los equipos contendientes y además asegurando que el otro equipo va a perder. Puede no hacer materialmente nada para afectar al otro equipo sin embargo es evidente que la parcialidad y el profesionalismo ya no son parte de lo que suceda en la cancha.

Ciro se ha posicionado, Lorenzo Cordova también, quizá es momento de que renuncien a sus cargos, a sus altos salarios y decidan, cómo muchas personas; militar y afiliarse al partido de su elección, es su derecho como ciudadanos pero como consejeros del INE su obligación constitucional es otorgar claridad, neutralidad y legalidad en los procesos democráticos del país.

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