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De soberbia e ignorancia

Por Bruno Rico Gómez.

Ayer se cumplieron 38 años del accidente nuclear más grande del universo, el accidente en la central nuclear Vladimir Ilich Lenin ubicada en Chernóbil.

Este evento junto con otros tantos fueron provocados por la “guerra fría” que era propiciada por las constantes carreras tecnológicas que existían en ese entonces, una de las más famosas fue la carrera espacial. Aquella carrera espacial que comenzó con el lanzamiento del satélite Sputnik, la que lanzo al primer ser vivo (Laika la perrita) y que mando a un hombre a la luna.

Pero esto, como toda en esta vida, fue manipulado para hacerle creer al mundo entero que E.E.U.U había ganado cuando en realidad la URSS fue la que gano pues fueron los primeros en todo, no era la primera vez que esto pasaba pues ya había un antecedente en la segunda guerra mundial donde el ejército soviético fue quien neutralizo y finiquito el avance de los nazis a pesar de que en los libros dice que los estadounidenses ganaron la 2da guerra mundial.

Ahora vamos al punto principal, la necesidad de generar energía con el menor gasto posible parece no ser una carrera tecnológica a simple vista, pero los estragos que esto trae consigo estaban a punto de observarse por primera vez en la historia. Con las centrales nucleares, las presas y las refinerías en todos los estados unidos de norte américa la URSS se veía sometida a crear estaciones nucleares con mayor potencia y menor gasto para que no perdieran esta carrera, pues ya habían “perdido” la carrera espacial y la de espionaje.

Esta desesperación y la falta de pericia cobrarían millones de vidas el 26/04/86 a la 01:23:40 de la madrugada ya que durante una prueba en el reactor número 4 de Chernóbil se llevaron a cabo reacciones que desestabilizaron el núcleo del reactor haciendo que este estallará y cambiara al mundo por siempre.

A 1 km de Chernóbil se encuentra la ciudad de Prypiat, ciudad creada por el gobierno soviético para albergar a los trabajadores de dicha planta. La gente que yacía  ahí no sabía al peligro que se expusieron y es que no es para menos, la educación en ese tiempo era muy limitada y exclusiva pues la reputación de un país completo se encontraba en unas cuantas páginas de unos libros exclusivos.

Al explotar el reactor y dejar expuesto el núcleo la cantidad de isotopos radioactivos liberados a la atmosfera fue inmensa, algunos pierden efectividad a las pocas horas pero hay isotopos principalmente de plutonio que duran milenios en la intemperie.

¿Pero que suceso tuvo que pasar para que algo así de poderoso estuviera en la mano de unos ingenieros con poca o nula capacitación? Según la docuserie de HBO Chernóbil esto sucedió porque el ingeniero en jefe quería terminar una prueba que había resultado inconclusa durante 5 meses y en sus prisas apaga el reactor de golpe. Él ordenó que se reiniciara el reactor, lo que género que se acumularan gases volátiles dentro del núcleo del reactor y se obstruyeran las tuberías de agua para enfriarlo. Al bajar la potencia de trabajo a 700 Megavatios el gas generó un vacío interno, literalmente una bomba, que fue acumulando más y más potencia con cada segundo que pasaba hasta que finalmente reventó…

Dos días después del accidente solamente el gobierno sabia de este problema y no se molestaron en advertir a la población, hasta que en la central de Forsmark ubicada en Suecia (1,100 km de distancia a Chernóbil) detecto los isotopos de plutonio. Así es, toda Europa quedo comprometida por el error de 3 personas.

El resto es historia, solo queda el recuerdo de aquellos bomberos, policías, militares, mineros y trabajadores de la planta que salvaron al mundo de la devastación nuclear. Inclusive, se dice que este suceso fue el inicio de la caída de la URSS.

Queda demostrado en la historia mundial que la soberbia y la ignorancia nunca van a llevarnos a nada bueno y que manera de recordarlo pues a pesar de que dentro de 100 años los documentos dejen de existir Prypiat y Chernóbil seguirán de pie irradiando radiación por siglos y siglos.

Esta columna la escribo para que sepan que como ésta, hay muchas historias donde la desesperación y la necedad de vencer a un rival siempre nos orillaran a una cornisa de la cual es muy fácil caer.

Y como siempre, esta columna va dedicada a todas las personas que evitaron un mayor desastre al igual que los servicios médicos que están haciendo todo lo posible por contraatacar el coronavirus pues no solo pelean contra el virus sino que también pelan contra la ignorancia y soberbia de los gobiernos y la población.

“Ser científico es ser ingenuo. Estamos tan centrados en saber la verdad que no consideramos la poca gente que quiere que la descubramos. Pero siempre está ahí, la veamos o no, elijamos verla o no. A la verdad le da igual lo que queramos. Le da igual nuestro gobierno, nuestra ideología, nuestra religión. Esperará eternamente. Y este, al final, es el regalo de Chernóbil. Antes temía el precio de la verdad, ahora solo pregunto: ¿cuál es el precio de las mentiras?”

–Fragmento del episodio del 5to episodio de la serie Chernobyl.

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