top of page

¡Corran, corran, todos a correr!

Por Yuno Hernández @YunoHdz

“… Qué en esta carrera imposible es perder”, versaba una parte de la canción que aparece en la película Alicia en el país de las maravillas de Disney (1951), cantada por el dodo, personaje que organizó una carrera en comité para que los demás animales se secaran después de haber salido del mar de lágrimas de Alicia. Dodo no corrió esa vez, y hoy en día el dodo está extinto, mantengan esta información para más adelante.

En el año de 1973, el biólogo evolutivo Leigh Van Valen estaba teniendo una abrupta revelación después de leer un pasaje del libro “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll, es en el país de la Reina Roja donde se tiene que correr para poder permanecer en un mismo sitio. Van Valen pensó entonces en los organismos, en sus formas, en sus historias ecológicas/evolutivas y en cómo la literatura lo guiaba a una explicación macroevolutiva del cambio entre especies y la permanencia de las mismas. Es decir, los diferentes grupos bióticos debían adaptarse, cambiar y proliferar de manera constante para poder sobrevivir, mientras están en una competencia continua con otros organismos dentro de un entorno variable, y con ello, conseguir una ventaja reproductiva. Así surgió la hipótesis de la Reina Roja, la cual enfatizaba la importancia de los seres vivos y sus relaciones directas, antes que las fuerzas abióticas para impulsar la evolución, siendo que esta adaptación continua de las especies sólo hace que se mantengan con su entorno y que se evite la extinción; una especie de carrera armamentista no declarada.

¿Qué inspiracción literaria llegó hasta un biólogo evolutivo para que se planteara uno de los mecanismos ecológicos y evolutivos más importantes? La idea surje del pasaje en el que Alicia es arrastrada de mano de la Reina Roja, quien gritaba:

“¡Más rápido, no trates de hablar!… Cuando pararon un momento Alicia, sorprendida, miró a su alrededor:

-¡Creo que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que estaba!

-¡Por supuesto! -dijo la Reina- ¿cómo iba a estar?

-Bueno, en mi país -dijo Alicia, aun jadeando-, si corres tan rápido durante tanto tiempo, sueles llegar a algún otro sitio…

-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Aquí, hay que correr todo lo posible para permanecer en el mismo lugar. Para llegar a otro sitio hay que correr el doble de rápido.”

El cuento se transformó en el principio por el cual las especies debían de cambiar continuamente para compensar pérdidas de eficiencia competitiva derivadas de la mejora en otras especies y así evitar extinguirse. Por cada mejora en una población, en un competidor por recursos, en las estructuras de defensa de algún organismo o en las de ataque de algún depredador, tendrían que ser compensados inmediatamente por su complementario. Corriendo lo más rápido que se pueda, los seres vivos retrasan una desaparición inminente; por eso es curioso que, si bien el ser humano tuvo mucho de responsabilidad en orillar al dodo a su extinción, lo retrataran sin haber competido en la carrera disparatada después del llanto de Alicia.

El principio de la Reina Roja representó una revolución en el pensamiento biológico de aquél entonces, sobre las variables y los modos de selección que generan un cambio evolutivo. Sin embargo, ha habido mal interpretaciones reduccionistas en la que se pone como principal o único motor de cambio esta carrera armamentista, sobre todo en el campo social. Lo que hay que saber, querido(a) lector(a), es que en este país existe también un Rey Rojo, una Reina Negra y varias Reinas Rojas, pero ésa es otra historia.

bottom of page