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Patrones criminales durante la pandemia

Por: Jorge Kahel Ruizvisfocri Virgen

La pandemia de Covid 19 hizo cambiar al mundo su comportamiento de manera radical en un parpadeo. El virus obliga a muchas personas a salir menos, a consumir menos y a llenarse de incertidumbre. Aunque esta realidad es parcial, sí existe reducción de tráfico en vialidades, disminución de presencia en espacios públicos y parálisis de las actividades económicas. Estos cambios han afectado a todas las facetas de la vida en México, incluyendo la criminal; por lo que debemos esperar que los patrones de conducta del crimen mexicano se adapten a la crisis.

De entrada, las grandes transnacionales del crimen están perdiendo ganancias. Las medidas de cuarentena aplicadas en países europeos y en Estados Unidos tienen como externalidad la reducción en la demanda de drogas; porque sin bares, antros y esquinas con dealers, no hay puntos de venta de estupefacientes; por tanto no hay ganancia. Además, el cierre de fábricas y fleteras en China creó desabasto de los ingredientes para fabricar drogas sintéticas en los laboratorios clandestinos mexicanos, lo que significa reducción de la oferta total, y con ello menos ganancias por baja producción. Junto a este caso hay que considerar que las vías de contrabando disponibles están celosamente guardadas, por lo que es más riesgoso pasar la mercancía a otros mercados.

Esto significa que los criminales tienen el mismo problema que empresarios y trabajadores: menos ganancias. Y como todos, van a adaptar sus estrategias para hacer frente a la crisis. Mi predicción es que las medidas para combatir la pandemia de Covid 19 generarán una reducción de ciertos ilícitos y facilitarán otros, por lo que el estado tendrá que prepararse para responder a nuevas amenazas que tal vez no se consideraban tan graves hace unos meses.

La reducción más fuerte probablemente se verá en homicidios, secuestros y robo a casa-habitación. Como menos personas transitan por las calles y hay más individuos guarecidos en sus casas, es factible que se minimicen las oportunidades para cometer homicidios en la vía pública, secuestros en la vía pública y robar casas que se encuentren desocupadas durante ciertas horas del día. Dicha reducción impactará a la principal víctima del delito en México: hombres mayores de 18 años, que morirán menos debido a la reducción de oportunidades para asesinarlos o secuestrarlos.

Sin embargo, habrá un alza en otros delitos debido al aumento de oportunidades para cometerlos. Delitos como robo a negocio, extorsión telefónica, fraude, ciberdelitos, violencia doméstica y feminicidios van a tener un alza significativa.

El aumento a robo de negocio se explica fácilmente con los mismos factores que la reducción del robo a casa: como habrá menos gente transitando y trabajando, la oportunidad para robar negocios incrementará por un aparente abandono de los establecimientos comerciales, que afectará con mayor fuerza a los lugares tradicionalmente no vigilados, como negocios en periferias y zonas industriales.

La extorsión telefónica, el fraude y los ciberdelitos probablemente aumentarán aprovechando la situación de incertidumbre, pánico, y el aumento de usuarios de telefonía e internet capaces de responder: Al incrementar el número potenciales de víctimas inmersas en una situación de miedo y desinformación, incrementará el número de delitos consumados exitosamente. Es factible que los grupos del crimen organizado migren a estos delitos mientras se normaliza la venta de droga, gracias a su estructura preexistente y su necesidad de capital.

Los otros delitos que aumentarán serán contra las mujeres, en forma de violencia doméstica y feminicidio. Contrario a la tendencia de los hombres, el hogar es un entorno inseguro para las mujeres. El aislamiento de familias disfuncionales conlleva un aumento de la probabilidad de agresiones contra mujeres, en sus formas verbales, físicas, sexuales y en asesinatos, tanto homicidio como feminicidios. Además, miles de parejas con relaciones peligrosas que vivan juntas tendrán más oportunidades para llevar su relación a un funesto final.

El cambio en las tendencias del crimen será un reto para el gobierno. Aunque habrá menos de algunos delitos, otros que no estaban en el ojo público hace meses serán los nuevos problemas, y temo que no existen estrategias para mitigarlos. Es necesario que los encargados de seguridad entiendan que los saqueos no serán el único peligro que enfrentaremos los mexicanos.

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