top of page

Lecciones de Ecuador

Por Rodrigo Chávez

El pasado fin de semana el pueblo ecuatoriano celebró elecciones y pudimos ver una de las sorpresas más dolorosas para uno de los movimientos progresistas más representativos del continente. Después de casi dos décadas de correalismo el candidato de la coalición Unión por la Esperanza Andrés Arauz fue derrotado en segunda vuelta por el banquero  Guillermo Lasso abanderado por el Partido Social Cristiano de Ecuador. Esta lamentable y dolorosa derrota de la izquierda progresista nos permite hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que podría pasar en un futuro con el proyecto de la 4T.

El proyecto popular de Ecuador tuvo avances importantes para el pueblo ecuatoriano y tenía en mente una suerte de reforma de fondo a la vida pública, así mismo como la 4T sugiere y planea hacer con México, el incremento de la producción y la mejor distribución de la riqueza fueron ejes fundamentales que hicieron que Rafael Correa fuera uno de los líderes más reconocidos a nivel mundial. Sin embargo,con el proyecto progresista ecuatoriano pasó algo muy parecido a lo que podemos ver en medio del proceso intermedio de las primeras elecciones de la 4T. La primera de estas similitudes tiene que ver con un abandono de la estructura política por parte de ambos procesos: el correalismos y el lopezobradorismo consiguieron arrollar sus respectivas votaciones, sin embargo, una vez tomado el poder parece que la lucha social que les consiguió el puesto quedó en un segundo plano por parte de las dirigencias de sus respectivos partidos. En un afán de «hacer gobierno» se vertieron lxs líderes a las instituciones dejando las calles casi vacías de lucha constante, y pese al apoyo popular la estructura no ha sabido conjugar esa fuerza potencia en una estructura de defensa del proyecto (ya he hablado antes de esto así que no ahondare más). 

El segundo punto y más fundamental fue la incapacidad del correalismo de conjugarse abiertamente como un proyecto de izquierda y fungir como un punto de encuentro gubernamental de los diversos espectros del mapa político. Ecuador tiene, al igual que México, una gran cantidad de resistencias anticapitalistas que rondan desde la comunitariedad hasta el anarquismo, pero estos últimos fueron ignorados y perseguidos por el gobierno de Rafael Correa y su sucesor Lenin Moreno hasta convertir el tema en algo irreconciliable. Tan sólo en la pasada elección la izquierda más afectada por el progresismo tuvo un candidato que conllevó a la ruptura del voto de izquierda y un efecto de cohesión por vulnerabilidad del proyecto del banquero. 

En México la cosa no va tan distinto, sabemos de antemano que el anarquismo no va a participar dentro del aparato de Estado, sin embargo los comunistas, las organizaciones comunales y los matices de éstas sí estarían dispuestas, pero la 4T parece en ocasiones dejar en claro que no está dispuesta a contravenir los intereses del capital cuando entran en conflicto las visiones de las comunidades y las del capital. La 4T ha preponderado a las segundas; activistas ecológicos siguen muriendo de forma violenta y las aguas turbias siguen ahí pese al discurso y algunas acciones del gobierno actual. Perder el apoyo comunitario podría ser más duro de lo que la dirigencia del partido ha considerado. Las recientes incursiones de la Guardia Nacional en territorio zapatista pone en perspectiva este problema.

El tercer punto tiene que ver más con un tipo de hacer política electoral transexenal. Al abandonar las luchas y las causas sociales no sólo perdemos la posibilidad de entender y medir a la sociedad en función de gobierno, perdemos también la posibilidad de obtener y reforzar las filas del partido con perfiles que podrán servir a futuro para mantener el poder y profundizar la transformación. Al encerrarse el poder en el grupo previo se corre el riesgo de montar traidores al proyecto. En el caso del correalismo, el caballo de Troya fue Lenin Moreno, quien después de los ya mencionados errores de Rafael Correa no sólo evitó cometerlos sino que los profundizó al punto de pactar con empresarios y banqueros y terminó expulsando a Rafael del país. El vacío de perfiles dentro del movimiento ecuatoriano y la repetida solicitud de confianza ciega al proyecto generó que el electorado se desentendiera de su responsabilidad en la transformación y creyera que Lenin sería el apto, algo parecido a lo que vivimos hoy cuando se nos pide desde el partido votar todo morena sin cuestionar el perfil de las y los candidatos. «Como mueganitos» dice Rafael Barajas, con la admiración y el respeto que el fisgón merece, yo no puedo estar de acuerdo con él dado que el perfil y el origen de las personas en las boletas sí determina a dónde podrían llevar la 4T. En Guerrero no podemos pedirle a las mujeres de MORENA que voten «como mueganitos» cuando hay un violador a la cabeza de la candidatura a gobernador, en Nuevo León no podemos evitar cuestionar la relación de Clara con NXIVM... Votar como mueganitos puede hacer que se nos suban traidores que nos cueste la 4T y traigan de la tumba el neoliberalismo. Las lecciones que podemos aprender de la derrota en Ecuador son muchísimas, pero se vuelven urgentes cuando hemos visto grupos del PRD o del PAN tratar de montarse a las elecciones del 2021, y algunos lo han conseguido. 

Mientras los aspirantes a intelectuales de twitter debaten la responsabilidad de quienes por compromiso ético no apoyaron a Arauz, pierden de vista lo que Mario Delgado le está haciendo a MORENA en México. Renunciar a la crítica comprometida, a la militancia no partidista y a la base del partido nos condena a tener que soportar a un violador bravucón amenazando gente, a panistas y priistas poniéndose banderas que les quedan grandes... y eventualmente a encontrar a nuestro Lenin Moreno.

Lo que llevó al correalismo a la derrota no fue que hubiera otro candidato de izquierda, fueron los vicios y los errores cometidos por años, fue un traidor que en lugar de arreglar los problemas previos vendió el movimiento, el no formar cuadros, el no entender el clamor de la gente. Nuestra responsabilidad, si queremos que la 4T sea, es no permitirnos eso. Entender la crítica comunal, feminista y pensar en esas luchas antes de alinearnos con lobos vestidos de obejas. La «disciplina de partido» no es apoyar a quien traiciona el proyecto de nación que es más grande que el propio partido, eso es mero servilismo.

bottom of page