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Tiempo de actuar

Por Ángel Estrada

Hablemos del COVID—19: lo que empezó siendo una preocupación local y poco dimensionada, se ha convertido en un problema internacional sumamente apremiante. Para el sábado 14 de marzo, a las 19 horas, la cifra oficial de la OMS contabilizaba más de 150,500 personas infectadas en todo el mundo. Sin embargo, se sabe que hay pacientes sospechosos a quienes eventualmente se les confirmará que son portadores del virus, provocando que la cifra crezca. Es decir, el número de personas infectadas es mayor al que las cifras oficiales arrojan. Es completamente normal.

Lo mismo sucede en México; en los últimos días ha habido mucha especulación acerca de si el gobierno de México ha informado correctamente sobre los casos de coronavirus en el país. Por ejemplo, el viernes se contabilizaban 26 casos, y mucha gente aseguró que tal cifra no era posible, y que en realidad eran muchos más casos; que, por quién sabe qué razones, el gobierno estaba ocultando las cifras verdaderas. Pasaba exactamente lo mismo que expliqué más arriba: casos confirmados no son casos totales. Eventualmente la cifra crece y seguirá creciendo con el paso de los días, porque ya entramos a la fase de los contagios comunitarios. Para este mismo sábado, la cifra de casos CONFIRMADOS en México es de 41.

Ante esto, poco abona el discutir si el gobierno esto o el gobierno aquello, o si alguien pudo haberlo hecho mejor o no. Hablemos de lo sustancial, de lo que preocupa, de lo que aporta e importa:

El COVID—19 seguirá expandiéndose por todo el país. La Secretaría de Salud estima que el 70% de la población mexicana podría ser infectada; cifras muy similares a las estimadas por el gobierno alemán para esa región. La letalidad del virus es de 2-5%, y son mucho más susceptibles los ancianos y las personas que padecen de enfermedades crónico-degenerativas. Sin embargo, el riesgo mayor no es la letalidad tan baja del virus, sino su alcance, y que al infectar a tantas personas los sistemas de salud eventualmente colapsen, generando una crisis y una mortalidad mucho mayor.

Ante ello debe existir preocupación, pero es más importante que nos ocupemos del asunto con responsabilidad, conociendo las medidas que debemos tomar y aplicándolas para evitar que lo antes expuesto explote como bomba de tiempo. La administración de AMLO, más allá del discurso simplón, ha comenzado a tomar decisiones importantes sobre el presente y el futuro inmediato para intentar mitigar la situación, como la extensión del período vacacional de Semana Santa. No obstante, hace falta mucho más compromiso de las autoridades federales.

Pero en realidad en nuestras manos, literalmente, está la diferencia entre frenar los contagios o permitir que crezcan de manera exponencial, como en muchas regiones del mundo que dejaron pasar un tiempo mortal para tomar decisiones (como Italia). Son medidas sencillas. A continuación enlisto algunas:

I. No generar ni entrar en situaciones de pánico infundado.

II. No difundir información falsa bajo ninguna circunstancia.

III. Tomar información de fuentes confiables, y exhortar a los demás a hacerlo.

IV. No hacer compras de pánico que generen desabasto de productos de higiene personal, de alimentos o de material médico.

V. Lavarse las manos frecuentemente. Esto es, después de usar el transporte público, después de tocar superficies como mostradores o cajeros automáticos, antes de comer, después de usar baños públicos, después de tocar dinero, etc.

VI. Llevarse las manos a la cara lo menos posible.

VII. Identificar los síntomas del virus, como:

a) Tos seca

b) Fiebre

c) Dolor muscular

VIII. En caso de presentar síntomas, llamar al número telefónico 800 00 44 800.

IX. En caso de presentar síntomas, no salir de casa.

X. No acudir a eventos masivos o donde se congregue un número importante de personas.

Entre todos podemos hacerle frente a esta crisis. Solo hace falta poner de nuestra parte y hacer las tareas que nos corresponden.

Es importante que los centros laborales comiencen a impulsar medidas como el home office, y haya un compromiso de todas las entidades involucradas.

Mientras tanto, la cautela, la información verídica y la prudencia son factores claves.

La posición del gobierno ha parecido tibia y despreocupada frente a esta pandemia. La respuesta esperada debería ser una donde sí, se llame a la calma y se proyecte certidumbre, pero es necesario que también tome acciones concretas y deje los discursos simplistas y alejados de la realidad.

Me parece Irresponsable que Andrés Manuel no cambie su agenda y siga presentándose en eventos donde se congrega tanta gente. Por más que sea un hombre «cercano al pueblo», la responsabilidad que tiene en sus manos es mucho mayor. Se necesita un liderazgo fuerte, responsable y con compromiso real. Si lo tiene, necesita demostrarlo con urgencia.

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