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El pensamiento lógico, la religión y la dominación pt 2

Por Rodrigo Chávez

La columna anterior revisamos la teoría de Weber sobre la lógica y los tipos de dominación, en esta ocasión usaremos las delimitaciones teóricas a casos prácticos.

3 Casos prácticos de tipos de dominación Weberiana.

Es importante aclarar y tener en cuenta que los tipos de dominación propuestos por Weber no funcionan de forma aislada ni como extensiones únicas del ejercicio del poder en el sentido pragmático. Es por tanto que en nuestro análisis sobre los casos prácticos hemos de redefinir acorde lo propuesto por Weber pero atravesando por los personajes dos o incluso las tres formulaciones de dominación. Para este ejercicio tomaremos en cuenta la dominación ejercida por los expresidentes Donald Trump, Enrique Peña Nieto y el actual presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

3.1 Dominación de Enrique Peña Nieto.

El expresidente mexicano es una clara muestra de lo que Giovanni Sartori llama en su libro homovidens “videopolítica”, la tesis de Sartori estipula que la entrada de los grandes medios de comunicación como la televisión permite que la opinión pública se reduzca a lo que estos medios presentan como la opinión de los expertos que termina por generar una pereza mental en el televidente y consigue manipular la intención electoral en favor o en contra de algún candidato, para Sartori el mayor riesgo de esto es terminar votando sin reflexión por quien es el favorito de los <expertos>. Este es el caso de Enrique Peña Nieto quien desde el arranque de campaña tuvo una gran presencia en la televisión mexicana que se encargó de crear una imagen de excepcionalidad a raíz de su atractivo físico, la muerte de su esposa y su noviazgo y posterior matrimonio con la actriz Angelica Rivera sin embargo la creación de esta excepcionalidad está condicionada por las acciones de quién se convirtió en presidente, al ver caer esta condicionante básica de la legitimidad carismática Peña Nieto se vió obligado a maniobrar sobre los dos ejes restantes.

Al hablar sobre el partido que abanderó al expresidente podríamos hablar de la apelación a una dominación tradicional pues el que haya sido electo por el PRI consolidó el voto duro del partido y el voto de los molestos con el Partido Acción Nacional, volver al partido hegemónico después de 12 años de alternancia responde a un sentimiento de que debía ser así porque el país era medianamente <funcional> cuando este partido estuvo al frente. Sin embargo, el cambio en la orientación política del propio partido hizo que la gente tuviera un desencanto más rápido del presupuestado por los intelectuales. La traición sistemática de la institución generó que la población retirara su apoyo dejando al ex presidente relegado a la legitimidad legal.

3.1.2 Dominación de Donald Trump

Al igual que el caso anterior vemos para los medios estadounidenses una estrategia de creación de excepcionalidad enalteciendo el cinismo y los contravalores políticos comunes, vender a Trump como un candidato antisistema fue una apuesta irresponsable y arriesgada por el principio básico de que un magno empresario multimillonario es en sí mismo la encarnación de un sistema desigual y violento, sin embargo la tesis de Sartori vuelve a cobrar relevancia en los comicios estadounidenses.

Para desentrañar el verdadero sentido de dominación del ex mandatario estadounidense es necesario comprender que en política importa más el fondo que la forma pues si bien la forma era la excepcionalidad en el fondo el discurso de Trump no era distinto a la doctrina del destino manifiesto y los discursos supremacistas que podemos ver en repetidos capítulos de la historia norteamericana como el discurso de “america first” presente durante el periodo de Ronald Reagan. El Make America Great Again fue la conjunción de esta melancolía supremacista. 

Donald Trump sabía a diferencia de Peña Nieto que su máscara de excepcionalidad no iba a durar demasiado por lo cual se refugió en su legitimidad tradicional para incluso atentar contra la propia legitimidad legal que le otorgaba per se el ser presidente de los Estados Unidos.

El discurso de Trump y la apelación a la tradición terminaría chocando con el progresismo impulsado en territorio norteamericano por las minorías, es por esto que pese a los resultados medianamente positivos de la administración no consiguió ganar la reelección en 2020.

3.1.3 Dominación de Andrés Manuel López Obrador

Andrés Manuel es, por mucho, el personaje más completo y a su vez complejo de la lista a revisar en este trabajo, el carisma en su persona y mandato es innegable sin embargo en el claroscuro de su actuar es también innegable su mandato tradicional y dejaremos un poco relegada su dominación legal puesto que en sí mismo es lo menos interesante.

La legitimidad legal de Andrés Manuel radica no solo en su nombramiento como presidente de la república en 2018 sino en la disciplina legal que presentó durante su carrera política como opositor siendo él mismo quien promoviera en los 90´s apelaciones electorales por fraude en las elecciones de Tabasco, además de eso es importante recalcar su desafuero y el proceso de defensa legal que presentó ante el pleno de la cámara de diputados aún a sabiendas de que la elección iba a serle desfavorable, este estricto apego a las normas y procedimiento provocó una legitimidad legal e institucional entorno a su figura, legitimidad que se vio afectada cuando en las elecciones de 2006 y ante un mitin en el que denunció la intromisión del presidente de la república en el proceso electoral cerrara con un “Al diablo con sus instituciones”. Pese a minar con esta declaración su rigor legal la misma le brindó un aumento en la simpatía entre quienes por mucho tiempo se sintieron ultrajados por el sistema institucional.

Al hablar de Andrés Manuel es difícil romper la envoltura común del hombre de izquierda pero es necesario entender que la izquierda no es necesariamente progresista solo por ser de izquierda, por el contrario, existe una corriente de izquierda que es bastante conservadora sobre todo en su manera de comprender la sociedad y las relaciones de poder presentes en ella. Andrés Manuel apela de manera reiterada a estos estamentos tradicionales como son el cuidado femenino de la familia con declaraciones como “las mujeres son más tendentes a los cuidados de la familia” pero también sabe conjugar muy bien el poder clerical de cualquier culto para movilizar y posicionar propuestas, el arraigo con el clero es tan presente en la autodenominada 4T que se contempló en algún punto del trienio brindarles control de un canal de radio y televisión a nivel nacional, esto es una muestra clara de que Andrés no es ajeno a la estructura político-religiosa que impera en el país y que en lugar de combatirla busca servirse de ella. 

Al analizar el punto político de la administración también podemos encontrar tradicionalismo en la manera en que concentra el poder en un presidencialismo autocrático, esto es aceptado socialmente porque es una forma de evitar fallos de control o de toma de decisiones, vamos, es apelar a la tradición de poder del Estado mexicano en la que el presidente busca controlar de manera  personal todas las dependencias del ejecutivo si bien podemos asegurar que las motivaciones de Andrés para hacer esto son diametralmente distintas con el priismo hegemónico en tanto que la administración de la 4T puede verse amenazada por los sabotajes internos es necesario señalar este tradicionalismo.

Estas revisiones sobre el dominio presente por Andrés son sin duda emocionantes y bastante esclarecedoras sobre la complejidad del presidente pero sin lugar a dudas Andrés Manuel es un personaje principalmente carismático.

Como hemos definido anteriormente la dominación carismática se basa en la excepcionalidad de la persona y este es el caso mexicano por excelencia. Andrés Manuel es un luchador social proveniente de las clases bajas de Tabasco, su liderazgo político se noto desde tempranas etapas de su carrera cuando era el encargado de la oficina estatal de desarrollo social y trabajaba más en campo, escuchando a las personas más necesitadas, que en su oficina. El asalto a las plataformas petroleras en Tabasco le costó en su estado natal un reconocimiento fundamental que lo impulsaría a aspiraciones más profundas, esta fuerza política fue demostrada en su separación del PRI para fundar el PRD. Pese a la salida del partido hegemónico su personalidad magnética le permitió engrosar un partido pues su sola presencia significó para muchas personas una esperanza democrática, esto sucede de nueva cuenta cuando en 2014 Andrés sale del PRD y funda MORENA.

Una vez entrado al poder es importante comprender los simbolismos con los que legítima más allá de lo legal su triunfo, una ceremonia  en el Zócalo capitalino con más de 100,000 asistentes fue apenas un despliegue del músculo legítimo con el que cuenta sin embargo en la misma ceremonia refrenda su carisma con los pueblos originarios al incluir una ceremonia de entrega de bastón de mando que para los rituales tradicionales significa reconocerlo como líder máximo del proceso de la 4T. Andrés sabe a bien que cuenta con las otras dos legitimidades y opciones de dominio sin embargo parece enraizado y cautivado por esta tercera, conoce tan bien su funcionamiento que es imperiosa su necesidad de refrendar esta excepcionalidad a través de conferencias diarias, estos ejercicios fungen para dictar la agenda política pero además para poder refrendar su excepcionalidad y su carisma de manera constante. Perder este medio de dominación podría ser un duro golpe a nivel personal para el mandatario, es pues, una medida personal dado que las otras dos medidas son no solo posibles sino reales en su mandato.

Andrés Manuel se sirve del carisma para legitimar lo legal y brindarnos la oportunidad de olvidar o dejar pasar su tradicionalismo.

Andrés sabe conjugar muy bien los tres niveles de dominación que Weber propone y opta por la excepcionalidad por la capacidad de conexión cuasi personalizada que brinda.

Weber habla en su libro de la posibilidad de que los tipos de dominación se conjuguen sin embargo de los casos prácticos el que más legitimidad presenta y mejor conjuga la dominación es el tercero.

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