top of page

No estoy entendiendo

Por Rodrigo Chávez

En ocasiones, en este espacio, dejamos de lado el análisis político y les dejo conocer un poco más de mí como persona, algunas reflexiones que traigo a cuestas, algunas veces he tratado de instaurarles dudas y esta vez no sé bien a bien qué es lo que pretendo con este texto pero sé que estoy dispuesto a dejarles ver cómo es que a veces las ideas me dan vueltas hasta que termino vomitandolas en algún lugar. Bueno, pues vengan a este tren que no sé dónde nos dejara pero espero que sea interesante de leer y esclarecedor de escribir.

Hace ya unos días que me vienen comiendo la cabeza un par de cosas; la primera dada en la helada madrugada del sábado que estaba en un lugar remoto de Guanajuato y la segunda que supongo no se ha ido en algunos años pero que a ratos viene a taladrar el cerebro con fiereza. Puedo resumir lo primero a un encuentro necesario y anhelado, un redescubrimiento de la permanencia de lo efímero. Lo segundo tiene que ver con procesos…

Vaya, la audacia de considerar lo primero como algo dado y lo segundo como un proceso, supongo que ambos son procesos solo que uno no puedo encajarlo en dinámicas estructuradas y cuantificables que me permitan saber si ese proceso avanza, se estanca, retrocede o termina. Uno no puede medir lo humano, las cosas del alma no se miden; dirían los teólogos y los espiritistas, pero es que en realidad poco se mide en la vida.

Hace una semana, aproximadamente, escribí un texto de esos que suelo escribir en las sombras y que a las sombras pertenecen; se titula No me va a alcanzar  y comienza diciendo: “Estoy harto de pensar que no me va a alcanzar”. La cuestión central de esta divagación está ahí. Uno pone cara, cuerpo y corazón a lo que va haciendo día con día, a ratos nos motivan los discursos, a ratos los sentimientos, a ratos la rabia, a veces es la disciplina pero… Hay que luchar constantemente con el sentimiento de que no alcanza.

No espero causar sensaciones de angustia o preocupación en ustedes, solo pretendo echar al cielo una bengala, no puedo ser el único que no está comprendiendo cómo es que funciona todo. Y es curioso porque vengo a este espacio cada semana a tratar de explicar cómo suceden las cosas de la política y lo entiendo y creo que lo explico bien. Pero por fuera de mi muy limitado campo de trabajo, la verdad es que yo no entiendo nada.

No entiendo cómo uno se puede esforzar tanto en trabajar y aún así no vivir de lo que le apasiona, no entiendo cómo uno puede estar dispuesto a dar la vida por una oportunidad y ésta nunca llega, no entiendo cómo hacer que las cosas que anhelo sucedan y no entiendo cómo conseguimos estar y ser día con día a pesar de que nadie sabe cómo funciona esta vida.

Yo no estoy entendiendo si a mí el control de mando se me dañó o si de plano el mundo perdió la cabeza, no entiendo como puedo sentirme el único que no sabe lo que está pasando y haciendo cuando a menudo veo a gente cometiendo actos que no harían si entendieran de qué va el juego. No entiendo como lo horrendo del mundo termina por tender a lo bello y viceversa. No entiendo el dolor, la ruindad y a menudo no entiendo a la gente.

No creo que haya algo de malo en no entender; no me asumo como la falla en la matrix, ¿por qué habría de serlo? Pero sí declaro mi cansancio, no estoy entendiendo creo que ya no quiero seguir tratando de entender algo que parece simplemente estar diseñado para ir a contrasentido de la lógica. Voy a beberme un café y a disfrutar del frío tratando de convencerme de que esto es lo único que hace sentido.

bottom of page